“Siempre prefirió dotarse de instrumentos de comprensión del mundo, antes que de saberes específicos, de radio limitado, nada desdeñados, por otra parte, por él. Y desde esa intencionalidad básica practicó una conducta mental hecha del esfuerzo de conocer y de la voluntad de transformar. Precisamente por eso, porque lo que ante todo le importó fue aprender y enseñar a vivir, es por lo que sí valoró de modo especialmente intenso la figura del sabio, tan característica de nuestra tradición. Dejó constancia explícita de ello a propósito de Ortega, al que frecuentó en su juventud y al que no dejó de volver, lejos de toda beatería, cuantas veces le pareció justo y conveniente”
Del excelente capítulo de Jacobo Muñoz, “¿Qué es un maestro?”, página 23.
Comentarios